sábado, 12 de abril de 2008

"Recuerdo de Lautaro", de Javier Campos





A Jorge Teillier lo conocí hace mucho tiempo, cuando yo era casi adolescente y aprendiz de poeta, y también frecuentaba la amistad de escritores como Gonzalo Millán, Enrique Valdés, Omar Lara. Fue en Lautaro.

Habíamos llegado allí un grupo de poetas por invitación del propio Jorge, después de un recital o encuentro en Temuco. Fuimos a parar a una casa que parecía estar sumida entre ramas de frambuesas. De repente apareció el padre de Jorge con una bandeja de empanadas de horno que el nos ponía generoso en su mesa, y antes de preguntarnos siquiera quiénes éramos y cómo nos llamábamos.

El poeta Oliver Welden -entre los del grupo de invitados- debía tomar esa noche el tren que lo llevaría de regreso a Santiago. Todos los poetas que allí andábamos, que ya a las ocho de la noche estábamos contentos, con una sublime mirada de placer dulce por tan hermosa tarde, fuimos en grupo a dejarlo a la estación, que a mí me pareció construida en un tiempo remoto. Recuerdo que Jorge Teillier llevaba dos libros del poeta Welden bajo su brazo: "uno para ti, Jorge y el otro para la biblioteca de Lautaro"dijo muy seriamente.

Luego de irse el poeta, llevándose entre el sonido de una locomotora a vapor y la oscuridad olorosa de Lautaro, los cinco que quedábamos nos fuimos a visitar unos lugares al que suelen ir -por lo menos en ese entonces- sólo los hombres. Al entrar, fue no más ver al "poeta Teillier"para que todas las muchachas se le fueran encima a saludarlo como si fuera su hermano o tío.

Quizás estuviéramos una hora allí, tomándonos dos botellas de chicha de manzana. Antes de irnos, Jorge, en un gesto que nunca he olvidado, y mirando dulcemente a una muchacha hermosa, joven y de rostro asiático -a la que le decían "la vietnamita"le dio como regalo... el libro del poeta Welden, destinado originalmente a la biblioteca pública de Lautaro. Es por eso que ahora la biblioteca del pueblo quizás no cuente, entre sus libros, con la primera edición de ese hermoso poemario llamado Perro del amor, porque debe ser parte de la biblioteca privada de la "vietnamita"








5 de mayo de 1996.







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